Sobre nosotres

Partiendo de esto, hemos constituido un espacio de discusión vinculado a nuestra formación, a nuestra inserción profesional y al impacto de ellas en la comunidad, así como al papel clave de la Facultad de Psicología en dicho proceso.
Nuestro objetivo es conformar un claustro de graduades que represente los intereses y necesidades de aquelles que lo integran. Por esta razón, tenemos como interlocutores directos no sólo a graduades ya vinculades con la vida académica, sino también a quienes están ejerciendo las diversas prácticas en territorio, muchas veces desvinculades de la vida universitaria de la que formamos parte. Asimismo, consideramos crucial tender puentes que generen diálogos necesarios con nuestres compañeres de las agrupaciones ya existentes.
En cuanto a las políticas en todos sus niveles, creemos necesario construir entre todes un saber hacer ante este contexto social-económico marcado por la emergencia sanitaria, que afecta no solo de aquelles a quienes asistimos, sino de les profesionales que nos insertamos en distintas instituciones y dispositivos. Pensamos que, como claustro, esto es algo que debemos poder problematizar y discutir.
Nuestra posición es clara. Defendemos y reivindicamos los ejes rectores de la ley de Salud Mental 26.657 y exigimos que se avance con decisión en su implementación. Sostenemos una visión de la salud mental como un proceso de múltiples determinaciones, tributaria de intervenciones interdisciplinarias y rechazamos cualquier reduccionismo. Insistimos en la obligación de generar alternativas a los dispositivos de encierro y de aislamiento y sostenemos la necesidad de eliminar al manicomio y otros ámbitos cerrados permanentes y cronificantes. Como trabajadores de la salud consideramos que debemos asumir un rol activo proponiendo un foro de encuentro a fin de repensar los abordajes profesionales y promover la implementación de un quehacer que habilite prácticas en clave de derechos humanos.
En esta línea, y desde una perspectiva clínica, consideramos como algo fundamental el derecho a la palabra de cada une. Nuestra posición en los distintos ámbitos donde nos insertamos debe apuntar no solo a escuchar -en el marco de los múltiples atravesamientos- el padecimiento singular de cada sujeto, sino a acompañarlo en la vía de encontrar sus propios recursos para poder hacer algo con dicho padecimiento. Partimos de considerar que nuestras intervenciones no solo se dirigen a les usuaries de los distintos dispositivos, sino también al personal que trabaja en los mismos. Es nuestra responsabilidad ética poder leer los síntomas que generan ciertas lógicas discursivas e intervenirlos cuando producen un padecer de más.
Tanto en el plano epistemológico como en el marco del ejercicio profesional, la psicología es un campo en disputa. Nuestra obligación es garantizar la diversidad de prácticas y saberes en pos de enriquecer la disciplina y evitar tanto las desviaciones academicistas como las banalizaciones de la práctica.
Las condiciones actuales nos invitan a organizar un espacio político que posibilite pensar nuestro quehacer profesional, intervenir sobre los procesos que lo determinan o condicionan y contribuir a la construcción de una Facultad de Psicología comprometida con la excelencia académica, el fortalecimiento de los pilares de docencia, investigación y extensión, la convivencia democrática, el cogobierno y los derechos humanos.
Invitamos a todxs a participar y contribuir desde diferentes espacios: mesas de diálogo, proyectos de investigación, de extensión, charlas, espacios de reflexión sobre la práctica profesional. Invitamos a transformar. Invitamos a construir la facultad que anhelamos y necesitamos. Una Facultad que no puede estar desvinculada del contexto al que hacemos referencia en este escrito.