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Viajando en avioncitos de papel…

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  • N° 5
  • Psicología Comunitaria

Laura Alicia Occello. MP 52741 Lic. En Psicología de la UNLP. Posgrado de Salud Comunitaria y Social. Trabajó 5 años en APS, bajo el programa Médicos Comunitarios, en La Unidad Sanitaria 101 de Villa Tranquila de Ensenada. En la actualidad forma parte del equipo interdisciplinario PRIEC de Region Xl

Formamos parte del equipo PRIEC Programa Regional interdisciplinario de Enlace comunitario, perteneciente a la Región Xl de   la Subsecretaría de Salud Mental y Consumos Problemáticos del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires. Equipo que transita desde hace 7 años el andar por los diferentes barrios. Andar que nunca fue frenado, ni por las peores políticas de salud ni por la Pandemia. Somos un equipo de Salud Mental interdisciplinario conformado por enfermerxs especializadxs en Salud Mental, Psiquiatra, Trabajadora social, Acompañante Terapéuticx, Psicólogxs, y un compañero chófer quien nos acompaña en los recorridos.

Caminamos barrios, instituciones de Salud, escuelas, instituciones recreativas, con el pedido de evaluación y enlace para reestablecer el Derecho a la Salud en aquellos sujetos que transitan situaciones de extrema vulnerabilidad. Nos enmarcamos en la Ley Nacional de Salud Mental N 26.657 en nuestra labor en Salud Comunitaria e Integral.

En este caminar por los barrios tuvimos la posibilidad de atravesar diferentes caminos, algunos más pantanosos que otros, no solo de forma literal en lo que refiere terrenos, sino también en cuanto a situaciones subjetivas, familiares y de desconexión de los sectores sociales.

En esta oportunidad entre tantas caminatas recordamos en especial acompañar a una familia que trabajaba la tierra, que estaba pasando por un momento de arrebato de una mujer de esa misma familia y posterior duelo. Allí conocimos a N, un niño muy tímido, enraizado con costumbres culturales de su país de origen sin embargo adaptado perfectamente a la Argentina.

Al comienzo, la demanda de intervención tenía que ver con la evaluación desde Salud mental, participando en la misma no solo el trabajo interdisciplinario sino también el entrelazado de equipos. Luego nuestra intervención como PRIEC iba pisando cada vez más fuerte los terrenos comunitarios y el acompañar, entrando en juego lo intersectorial.

Trabajamos durante mucho tiempo, raro para lo que es nuestra labor de enlace, con la familia a la que N se estaba adaptando dada las circunstancias. Un verdadero trabajo interdisciplinario, intersectorial y con nuestra mirada amorosa comunitaria. Caminamos con ellxs en la elaboración de duelos, trámites, juzgados, pero sobre todo por sus deseos de viajar al país de origen, Bolivia.

En esas caminatas escuchamos dolor, tristeza, recuerdos, bronca y pedido de justicia de aquella mujer que se estaba encargando de la crianza de N. Sin embargo, a N lo escuchamos más calmo, elaborando el duelo como un niño puede… jugando. En todo ese tiempo fuimos entablando un vínculo de confianza y empezando a escuchar su deseo de Viajar, aunque estaba vivo desde el primer día que lo conocimos.

En estas visitas domiciliarias fuimos reafirmando nuestro vínculo con esa familia, nos recibían muy alegres con ganas de hablar, jugar, y caminar entre las hectáreas de sembrado. Pisar esa tierra fue un transitar con ellxs los duelos, porque justamente allí en esa tierra es donde más cómodxs estaban. Mientras realizábamos nuestras entrevistas, algunxs con la tutora, otrxs con el niño, o lxs niñxs que se sumaban, íbamos oliendo los olores cotidianos, pasando el frío cotidiano, pisando el barro…y nos encontramos compartiendo esa labor que tanto lxs identificaba “cosechar el producto de sus manos”. Esta familia que se sentía presionada por los tiempos de la justicia que no eran los mismos de sus deseos, podía por fin elaborar la pérdida. Muchas reuniones de equipo nos hicieron reubicar nuestra función allí sin volvernos los “justicierxs de la justicia”…solo era un acompañar trabajando con ellxs Un acompañar que también se hizo presente en eso tan temible para N, que con nuestra intervención como equipo pudo vencer esos miedos y por fin ser escuchado por El Juzgado de Familia.

Recuerdo: “Laura, N no quiere ir al cementerio, eso me angustia”…por fin el decir en la angustia. “Démosle tiempo” era nuestra intervención, sabíamos que el duelo lo necesita y hay que transitarlo, pero era difícil cuando se trata de costumbres culturales… Mientras tanto N jugaba con avioncitos de papel con Manu, compañero del PRIEC, yéndose a Bolivia a recorrer esas tierras, en esa relación tan especial de trasferencia. ¿Se puede en estas tierras y no en el diván? ¡Si se puede!!

Y un día…casi sin darnos cuenta…N fue al cementerio, pidió un momento a solas con quien ya no está en este mundo, pero sí empezaba a estar en sus recuerdos… lloró, le habló, volvió a llorar dejando una flor como corresponde en el ritual.

Y un día este equipo, y esta dupla tuvo que decirles “adiós”, terminando nuestra intervención, después de tanto camino de sembrado ya era hora del cultivo, significativamente nos llevamos cada unx un morrón cosechado por N con una sonrisa amplia…

¡Y después de la burocracia vino el hecho! Se iban a su país de origen en un avión…uno de verdad…ese también era temido por N.…pero ya no le importaba tanto porque había viajado tantas veces en ese avioncito de papel…