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Reseña crítica de “Cuerpos sin patrones, carne indisciplinada. Apuntes para una revuelta gorda contra la policía de la normalidad corporal”. De Laura Contrera

  • Artículos
  • género y salud mental
  • N°9

Fariday Cingolani (Profesora en Sociología, UNLP. Ayudante diplomada en la cátedra “Sociología General”. Facultad de Psicología / UNLP)///// Rocío Casajus (Licenciada en Sociología, UNLP. Ayudante diplomada en la cátedra “Sociología General”. Facultad de Psicología / UNLP)

Sobre el libro

El artículo reseñado pertenece a una compilación de textos que se materializan en el libro Cuerpo sin patrones. Resistencias desde las geografías desmesuradas de la carne. Compilado por Laura Contrera y Nicolas Cuello, fue publicado por la Editorial Madreselva, en el año 2016.

  El libro está prologado por Mauro Cabral, activista transgénero, quien realiza una aguda reflexión -personal y al mismo tiempo colectiva- de la importancia de la escritura y el activismo alrededor de la gordura.

Cabral enuncia, en tres anécdotas biográficas, la inscripción social y política de los cuerpos gordos. Introduce el concepto de “violencia doméstica” para describir el control y obturación al acceso a la comida que sufría. Recupera la asociación que el sentido común produce entre gordura y traición. “Traición” a la salud, al peso justo, al deber parecer, “traición a uno mismo”.

Aparecen así el conjunto habitual de sentidos que estigmatizan la gordura: el descuido, el goce masoquista, el consumo burgués, los privilegios abultados. Como contracara obligada, las “respuestas” de la biomedicina, la publicidad, el optimismo cruel del adelgazamiento.

El autor sostiene que el activismo gordo argentino se resiste a cualquier intento de colonización europeísta o anglófono. Escribir sobre gordura, aparece como una forma de poner en jaque el imperio de la norma. Aún así, el campo de fuerzas donde el activismo gordo se encuentra reclama desafiar al mismísimo progresismo de la alteridad, que habla “la lengua del patrón”.

 

En la misma línea, en la introducción del libro, Laura Contrera y Nicolás Cuello afirman que la compilación se ha concebido como “declaración geopolíticamente situada de un momento inaugural del activismo de la gordura local”. Se trata de un texto urgente que da respuesta a la necesidad política de volver visible las ideas y esfuerzos colectivos en la producción de una práctica política que tenga como centralidad la discusión de (nuestros) cuerpos gordos.

Se produce contra la violencia epistemológica con la que se han silenciado las voces, con las que se han estudiado los cuerpos y patologizando la existencia.

A su vez, se reconoce la postura situada, como latinoamericanas/os, sudacas, cuerpos que habitan(mos) la gordura en estas coordenadas socioeconómicas específicas. Se explicita la diferencia con cierto “activismo gordo internacional” que centran su posición en la conformidad y orgullo de un modo liberal, escondiendo sus privilegios de clase, raciales, etarios.

Para las/os autores, el activismo gordo situado tiene potencial para mejorar actitudes sociales referentes a la producción de normas sociales corporales geolocalizadas, las violencias envueltas en la productividad del género y la sexualidad, la diversidad funcional. Este libro se presenta como una asamblea de voces, que, sin pretensiones de promesas emancipadoras precodificadas, articula con activismos de la diversidad corporal y sexo-genérica.

 

La compilación cuenta con diecinueve textos (más el prólogo y la introducción que se han referenciado), divididos en dos grandes bloques: “Multitudes gordas sudacas en contexto diagramático” y “Traducciones, tráficos, reapropiaciones”.

El capítulo que se reseña en este artículo es autoría de una de las/os compiladoras/os y es el texto que inaugura el libro.

Lejos de una tradicional “bio” académica, se presenta en el último capítulo un “itinerario vital” de autores/as y traductores/as.

La autora del texto reseñado, Laura Contrera es activista gorda y de la diversidad corporal; profesora de filosofía y abogada.

Por su parte, Nicolás Cuello, compilador y autor de la Introducción es activista queer y gordo; profesor de Historia de las Artes Visuales.

 

 

Cuerpos sin patrones, carne indisciplinada. Apuntes para una revuelta gorda contra la policía de la normalidad corporal. De Laura Contrera.

 

El artículo de Contrera reúne una serie de reflexiones críticas sobre la diversidad corporal en clave situada, interseccional y de los activismos desafiantes. “Salir del closet de las tallas” es la manera en que la autora se posiciona para desandar las tiranías del “régimen corporal obligatorio” con los cuerpos que importa(mos).

Con el objeto de brindar al lector/a un panorama en relación a la gordura en la sociedad actual, enunciando que en este “sistema hetero-capitalista se vive a régimen” bajo “el imperativo de la vida saludable que obliga a cuidarse, mejorarse y ejercitarse para encajar” en el mercando. En términos de Contrera, el menosprecio a los cuerpos gordos no resulta históricamente novedoso, lo paradojal en el tiempo presente es que el volumen corporal sea percibido desde el siguiente binarismo contradictorio: el exceso y la falta. En este sentido, describe que desde algunos discursos hegemónicos (poder/saber médico), se ha “patologizado la gordura” del mismo modo que se lo ha hecho con otras diversidades corporales. Ese modelo para Contrera limita y etiqueta la gordura a una gestión de exceso de comida y falta de ejercicio, silenciando y “olvidando estratégicamente los riesgos” de la mercantilización de la salud a través de la “industria de la dieta”.

La autora analiza la forma en que ese modelo dominante funciona como dispositivo de corporeidad “locuaz de salud, la apariencia o el bienestar”, es decir, en este régimen aquello que no se ajuste a las exigencias de los patrones hegemónicos se diagrama para la inclusión al sistema, solo sí están en “camino hacia la normalidad” de aquello que se considera patológico. En estas condiciones actuales, Contrera enuncia la naturalización de la injuria y estigmatización de las corporalidades indeseables para las nociones de salud, belleza y normalidad que exige el régimen neoliberal de producción y control de cuerpos/subjetividades que habitamos.

En este punto, es preciso mencionar que la riqueza de la narrativa reside en combinar exitosamente un cuadro de situación sobre el tema planteado y un posicionamiento desde la praxis colectiva para la despatologización de la gordura. Es aquí donde la autora advierte que, per se, la diversidad corporal no representa una posición política ni una desestabilización de la categoría de normalidad; desde esta óptica, señala que ciertas estrategias de visibilización positiva de la gordura pueden ser leídas en términos equívocos. Por ello, más de mera reivindicación de las “redondeces” o “la centinela de la auto-aceptación”, es necesario trabajar colectivamente en la resistencia al régimen político, económico e institucional de producción, desde un activismo cuestionador de la “ficción médico-política naturalizada” que hace presumir la delgadez como saludable y la gordura como sinónimo de enfermedad.

Concluyendo, en sus líneas finales, la autora explicita que, en las últimas décadas del siglo pasado, algunas feministas y teóricas se había ocupado de “la distorsión corporal o los trastornos alimenticios”, pero desde ciertas posiciones de privilegios, descuidando los entrecruzamientos posibles entre las experiencias de discriminación de las diversidades corporales y los ejes dominación/opresión. En este punto, precisa que es recién en los años ‘60, que los/as activistas recuperan “la potencia de la palabra gordx para nombrarse” y se comienza a denunciar “la estigmatización de las personas gordas y la complicidad de la industria de la dieta”. Contrera precisa que, si bien el activismo de la gordura, aún incipiente en la región, no resuelve la compleja relación que tenemos con los cuerpos, contribuye a crear “comunidad y una narrativa alternativa” en una sociedad atravesada por los estándares y dispositivos de normalidad.

Creemos que el texto realiza un importante aporte al presentar la temática desde una perspectiva situada, que permite pensar, analizar y discutir a partir de categorías propias, configuradas en nuestras latitudes. En ese sentido, la incorporación de saberes, experiencias y conceptos provenientes del activismo gordo y la acción colectiva presentan una perspectiva enriquecedora, de diálogo y encuentro con saberes producidos en otros ámbitos como el académico, generalmente privilegiado a la hora de construir conocimiento.