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La masculinidad. Varones y feminismos

Reseña por: Dra. Irma Colanzi

Cuando hablamos sobre la subjetividad de los varones surgen diferentes interrogantes relacionados con las interpelaciones que los feminismos han planteado. A partir del surgimiento del movimiento #Ni una Menos, las reivindicaciones feministas se tornaron masivas y esto permitió conmover algunas maneras rígidas de concebir la masculinidad.

Jones establece “la masculinidad” refiriendo a este dispositivo político extractivista, al decir de Luciano Fabbri, que presenta diversas definiciones y posicionamientos en la actualidad. Es claro que el autor propone una coyuntura epocal para abordar la situación de las masculinidades y el padecimiento subjetivo de las mismas, en el marco de un sistema como el patriarcado, que obtura la pregunta por la subjetividad y demanda un heroísmo riesgoso en el caso de los varones.

El autor recorre distintos momentos de interpelación que vivió en sus vivencias como padre y también en su trabajo de investigación. Son interesantes las reflexiones que sostiene en torno a la docencia universitaria. Al estar frente a una cátedra sobre feminismos en la universidad, sus propias compañeras de cátedra distinguen los modos de posicionarse como varón académico y las desigualdades frente a sus pares. Estas reflexiones van delimitando un conjunto de anudamientos represivos que vivencian las mujeres y las identidades disidentes, y el rol privilegiado de los varones.

Jones invita a propiciar una incomodidad productiva, una autovigilancia permanente por parte de los varones. Podríamos sumar a esta propuesta la posibilidad de la renuncia a los privilegios, a partir de la reflexión permanente, como una manera de transformación cultural. Jones sostiene que estamos ante una demanda epocal, promovida por los feminismos, pero también habilitadora de las interlocuciones feministas entre varones.

En el libro se sitúa un momento histórico en el que todavía siguen siendo los varones cis-hétero quienes demandan como interlocutores válidos a otros varones “como ellos”, para reflexionar sobre sí mismos desde los feminismos.

Además de la incomodidad productiva, Jones promueve algunas acciones necesarias para generar rupturas frente al sujeto hegemónico “varón cisgénero y heterosexual”. En primer término, reafirmar la acción de despatriarcalizar, como una estrategia emancipadora, de denuncia de la desigualdad y discriminación en todas sus formas. En segundo lugar, invita a generar una reorganización horizontal de los pactos relacionales y desarticulación del poder, en tanto esquema relacional opresivo basado en la desvalorización de las diferencias y en el tratamiento estratificado, jerárquico e injusto de las mismas (Uriona, 2012, p. 41). Y finalmente, refuerza la posibilidad de la escucha como posición política “para entender cuánto daño han sufrido (y sufren) nuestras compañeras y el resto de los colectivos oprimidos e identificar nuestras responsabilidades individuales y grupales”. (Jones, 2022, p. 50)

El libro recorre experiencias relativas al ejercicio de la paternidad y los vínculos afectivos, y el modo en que el patriarcado imprime padecimiento subjetivo y sobre exigencias permanentes.

En el caso de lxs trabajadorxs de la salud mental, es de vital importancia poder incluir estas herramientas en nuestras intervenciones, a fin de propiciar interrogantes situados en un momento histórico que exige un trabajo permanente en torno a las desigualdades de género.

Es un recurso novedoso lo que el autor sitúa en torno a la vergüenza de género, una forma de malestar que experimentan algunos varones cuando perciben el carácter inequitativo o violento de prácticas propios o ajenas antes naturalizadas.

La incomodidad productiva, la autovigilancia, la renuncia de los privilegios patriarcales, la escucha atenta a las mujeres y al colectivo LGTBIQ+ y el trabajo político permanente del desarme patriarcal, son tareas que debieran asumir los varones, y responden a esa pregunta también incómoda que muchas veces formulan cuando dicen “¿qué tendría que hacer yo?”.  Instalar la pregunta es un primer paso para la transformación cultural y subjetiva del sistema patriarcal – capitalista.