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Re.sonancias y Devenires en la Praxis Psicosocial

  • Artículos
  • N° 6
  • Salud Mental

Vanesa Neila Psicóloga Social (egresada de Nueva Escuela de Psicología Social) y Psicodramatista (formación en Nuevo Espacio Psicodrama Grupal con la dirección de Tato Pavlovsky). Tengo 36 años, me apasiona la fotografía y el bordado de imágenes, así como también los encuentros con otres desde elencos de teatro espontaneo y colectivas aRtivistas feministas. Mi camino profesional me encuentra siempre caminando junto a otres desde las políticas públicas (Programa Provincial Barrio Adentro - Organismo Provincial de Niñez y Adolescencia de la Provincia de Bs. As. / Línea 144 de Atención de Mujeres en Situación de Violencia de Género - Subsecretaría de Género y Diversidad Sexual de la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Bs. As. / Programa Red de Oportunidades: Contexto de Encierro - Consejo Provincial de Educación y Trabajo. Desde el 2020 hasta la actualidad en la Dirección de Organización Comunitaria en Salud de la Dirección Provincial del Salud Comunitaria - Ministerio de Salud de la Provincia de Bs. As.)

{La jaula se ha vuelto pájaro 
y se ha volado y mi corazón está loco porque aúlla a la muerte y sonríe detrás del viento
a mis delirios que haré con el miedo… Alejandra Pizarnik}

 

C. es la única compañera embarazada que hoy asistió al taller en la Escuela Media de la Unidad Penitenciaria n°33 de Los Hornos, transita el octavo mes de gestación, es su novenx hije. Mientras socializamos la “actividad del árbol”(donde singularmente cada une hace un recorrido de los saberes aprendidos desde temprana edad, ¿de quienes lo aprendimos?,etc.) que corresponde al primer taller planificado, los relatos de sus familias heredadas y elegidas se entrelazan, se amasan en historias de exilios, de abandonos, de padres que no están o que “mejor se las piquen porque ni pinchan ni cortan”, o “porque cuando tienen que estar en el parto se fugan”…C. escucha a les demás y luego cuenta para todes que la consigna le hizo recordar que no ve a sus hermanxs pero que tiene en su brazo izquierdo un tatuaje que dice “mamá”. Explica a todas que cuando lo mira piensa en ella misma como madre, pero que cuando se lo hizo, allá y entonces en un fecha perdida en el almanaque de la nostalgia, fue un regalo para su madre; la cual siempre trabajó de empleada doméstica, que no terminó la primaria, que vino del Chaco con ella pequeña y embarazada de su segundo hije. En un primer momento “el tatuaje tumbero” era para no olvidarla, y entre risas, dice que ahora cree que es para intentar recordarla.

Claudio Magifesta en el texto `El trazo incesante´ habla de ese intento de capturar al otro en un tatuaje, es ese maquillaje no tan efímero por el cual somos mirados, arrojando a veces luz sobre la invisibilidad de alguna zona olvidada del cuerpo, del ser, de lo socio grupal donde algo de aquello de lo  no-dicho pueda ser escuchado y se torne visible entre líneas, adquiera texturas y relieve propio.

Así, tal vez comenzamos a construir un dispositivo grupal del taller, a aprender a ponerle cuerpo a este rol de talleristas, construir dupla y equipo, a confiar en nuestras miradas de sostén porque las palabras en ocasiones no alcanzaban. Haciéndonos preguntas acerca de cuantos árboles somos en este bosque.

Entonces, la idea de que el contexto se hace texto (Ana María del Cueto), fue de alguna manera el inicio para animarnos al desafío de escribir fragmentos subjetivos en una trama colectiva.

Porque ¿qué es un taller si no, un dispositivo grupal que provoca encuentros?

Juliana Arens en su libro `Traidoras´ comparte una búsqueda de relatos complejos sobre biografías de 6 entrevistadas en la misma Unidad Penitenciaria del barrio Los Hornos, La Plata. En el texto invita a lxs lectorxs a hacerse preguntas sobre el género y cuánto se le adjudica en los sectores más vulnerables e invisibilizados la carga social de ser mujer, madre, pobre y también presa. Hasta dónde alcanza o no, iluminar nuestras reflexiones desde “la pedagogía de la crueldad” (Rita Segato).

Continúa Juliana:

“Y queda claro, que para hablar de la vida y el dolor de estas mujeres, la cárcel sola no alcanza. Se desdibuja. Las trayectorias de vida, derroteros y avatares personales de las traidoras complejizan y densifican el problema de lo carcelario, superando las ideas más tradicionales sobre el tema”.

Durante el taller mucho antes de las entrevistas, una piba me dijo:

  • yo estoy muy contenta con todo

Y yo, hija de clase media, criada en la educación católica bahiense, blanca y universitaria:

  • ¿Contenta por estar presa? ¿Por qué?
  • Porque acá adentro me violan menos

Asumir y construir el rol tallerista en contextos de encierro, para mí como psicóloga social psicodramatista, irrumpió en la estructura de cómo poner el cuerpo, de qué manera registrar aquello que  me conmueve, que me enoja, que me frustra, que se hace pregunta y material de revisión constante de la práctica. Es así que decidí llevar un cuaderno anillado de hojas lisas y flores grandes en su tapa casi como testigo acompañante del proceso y camino por desandar…

Citando a Irma Colanzi, en `El sol detrás de esta oscuridad. Narrativas de mujeres privadas de su libertad´:

“La testiga de afuera se encuentra en un borde. Tiene un lugar de privilegio a veces, pero sobre todo asume un lugar político de escucha y representación. Dicha representación dista de caer en la soberbia de asumir un reclamo que no es propio, es valerse de toda herramienta y táctica para poder tejer un entramado que permite vehiculizar. Las de afuera son testiga /puentes, comprometiéndose en una tarea política a sabiendas que la acción es colectiva y que supone movimientos lentos que metonímicamente trasforman el espacio de encierro (…) De esta manera el poema busca entramar el tejido de la palabra de otro/a a otro/a, en una búsqueda incesante”.

Búsqueda que es genuina pero no ingenua. Que tiene obstáculos, que supone avances y retrocesos, saltos, sobre todo que necesita de la crítica para no naturalizar la crueldad de la cárcel. Por eso, adentro de la escuela, en esa aula, con ese grupo, ese día, a esa hora, con un dispositivo disruptivo de las lógicas carcelarias en donde sentadxs en ronda se habilita lo lúdico de diversas maneras con herramientas de transformación sobre trayectorias educativas y laborales discontinuas pienso: ¿es una intervención de qué tipo? ¿Podemos desde la tensión de lo efímero y lo constante producir juntes en este aquí y ahora algo distinto?

C. en el último taller, en la Unidad n°8 de Los Hornos durante la entrega de diplomas nos dijo: “este es mi primer diploma China…estoy un poco nerviosa, no se…yo a veces me quedo callada, no es que no quiera participar o que no me guste el taller, es que pienso mucho acá…mi viejo también está en cana, a mí me quedan una banda de años todavía, viste? pero lo que vinieron a hacer está re bueno, en serio, como que me pinta agradecerles un montón aunque no sepa cómo…es poder pensar en otras cosas, en darnos herramientas que no teníamos, algo nuevo, ustedes sembraron después cada una tiene que ver qué hace con eso ¿no?”

Como siguiendo una posible raíz no lineal, aunque si rizomática de aquello que empieza en una actividad determinada, en un punto cualquiera de la escena y que no se sabe con certeza dónde ni cuándo florece, aquella semilla que entre la tierra resiste y crece, multiplicándose de sentidos posibles, donde no hay una historia sino que hay historias que escapan como líneas de fuga, maquinarias deseantes…M. con sus  ojos color miel y su sonrisa amplia me devuelve un interrogante que me llevo en la mochila, que se ahueca entre mis cuadernos, que hace fuerza entre las fisuras de los muros para escapar de situaciones de destino. ¿Cómo se pone en juego en el encuadre del espacio-tiempo-taller esos mundos internos, al decir de Ana Quiroga, la dramática interna de nuestras propias matrices de aprendizajes? ¿Qué posibilidades nuevas y concretas de añadir renglones, utilizar los márgenes de ese guión subjetivo singular facilitamos desde nuestro rol? “Engendrar una maquinaria grupal”, escribe Juan Carlos de Brassi y nos da una pista de la potencia que tienen los grupos. Y tal vez, el interrogante es entonces: ¿cómo acompañar?

B. es la más chica de un grupo numeroso de mujeres estudiantes de la Escuela Media “Abuelas de Plaza de Mayo” que funciona en la Unidad Penitenciaria n°51 de Magdalena, hoy anuncia que quiere decir algo, que “bajó” a la escuela porque quería venir al taller. Habla fuerte, su voz retumba en el aula pequeña de techos bajos, con ventanas que dan a un patio al que nadie tiene acceso, en cambio, sí se puede mirarlo entre las rejas despintadas. Ella enuncia con firmeza que quiere ser abogada, porque no quiere ser más una N.N, que está cansada de esperar el D.N.I, “mi DNI”, desde hace 10 meses. Reclama el festejo con Alicia de su cumpleaños, aunque nadie dice la edad: “no es necesario ese dato acá” (mientras hace muecas burlonas imitando a Mirta Legrand, y las demás ríen a carcajadas). Intempestivamente, en el aparente silencio de un miércoles nublado, grita desde el fondo del aula comenzando la ronda del mate: “¡Hoy si Vanesa que es distinto! ¡Hasta están en un cumpleaños tumbero eh! Alguna vez, ¿se lo imaginaron? ¡Torta tumbera con merengue rosa y hecha con lo que hay…faaaa…eso sí que es un regalo!”. Relata que descubrió que tiene “compañeras valiosas”, “ni sabía el nombre de ellas aunque cursáramos juntas desde inicio de año”…y pregunta: “¿quién diría, no?, que acá un taller que nadie esperaba en donde pensás en tu futuro y aprendés cosas nuevas como hacer un c.v, o que hay carreras  terciarias, no querés que termine, porque a parte me emociono, no sé, yo soy media sensible, ojalá que nunca más nos encontremos, o sí, pero no en este lugar. Quizás alguna vez yo sea su abogada”.

A la letra de Michel Foucault, esta idea de “la teoría como caja de herramientas” es indispensable sumarle también a Erving Goffman cuando reflexiona sobre las “instituciones totales” dice que, “crean y sostienen un tipo particular de tensión entre el mundo habitual y el institucional”, usan esta tensión como palanca para el manejo de los sujetos, que dejen de serlo cuando se lxs despoja de todo aquello que concierne su individualidad, su intimidad, su yo, es decir la identidad.

Por eso esa escena de un cumpleaños se torna familiar para todes en ese aquí y ahora. Una escena re.conocida pero que ahora se puebla de nuevas imágenes con colores y olores a descubrir en la agrupabilidad, que circula por los bordes y en “el entre” de la planificación y el azar. Un constante devenir de la tarea explícita e implícita del encuentro-taller. Constituye el territorio fértil para el florecimiento de los acontecimientos que multiplican, por conexión entre cuerpos, las geografías de la grupabilidad…hay cuerpo grupal más acá y más allá de las pieles que envuelven cada cartografía corporal (Hernán Kesselman).

Entonces la dupla sostiene, el grupo contiene, el equipo acompaña en la tarea de entrar, producir vínculos centrados en la tarea pedagógica para intentar ampliar las opciones desde la orientación vocacional profesional; salir. Pasaje nada simple, entrar y salir de instituciones; si podrá dar cuenta de ello César González, que inclusive lo tornó poético cuando escribe `ciudad panóptico´: “no hay peor cárcel que la mirada del otro”.

Él está hace varios años en la Unidad Penitenciaria n°9 de La Plata. Recorremos el segundo encuentro-taller, en donde la actividad final es realizar una escritura colectiva asimilándose al ejercicio surrealista denominado `cadáver exquisito´, seleccionado por elles mismxs. El boicot era la figurita repetida en todas las actividades. D. no quería participar, no se quería ir, no quería mate, no quería escribir…hasta que sí quiso preguntar: “a ver, a ver si nos entendemos, nadie de los que esta acá hoy, ¡¡¡hizo un curriculum o como se llame eso!!! ¿Ustedes alguna vez estuvieron presas? Sus familias, las personas que las quieren, ¿no les preguntan qué hacen acá? ¿Si sienten miedo? Porque la gente piensa que esto es como ver el marginal. La flashean mal…yo vi ayer el último capítulo, terminó todo re mal pero bueno, el juego ese de escribir todos una frase acerca de lo que nos gusta y después leerlo y ver que quedó, la verdad no sé qué pasó pero fue divertido y nunca lo habíamos hecho”.

A través del juego, aquello que aparece fijado, estereotipado, puede ser trasformado como vivencia estética por el acontecer grupal. Pichón Rivière lo explica en `El proceso grupal´: “la tarea siempre consistirá en transformar lo siniestro en maravilloso. Ahora bien, los grupos en los que se estructuran mecanismos de autorregulación, son puestos en funcionamiento por une coordinador, cuya una finalidad posible es lograr una comunicación dentro del grupo que se mantenga activa, es decir, creadora”. El rol de “copensor” consiste esencialmente en crear, mantener y fomentar la comunicación a través de un desarrollo progresivo de manera dialéctica los vectores de aprendizaje, comunicación y operatividad. Crea síntesis, las abre, las resuelve provisoriamente, instala el juego como potencia del acto revolucionario. Arma para des.armar. La dimensión lúdica aparece para expandir el territorio de lo conocido, también para descubrir que aún en la hostilidad de los muros que castigan y vigilan las libertades ambulatorias, existe la posibilidad de arrojar red de caricia con palabras contenedoras. Oscar Brichetto en su libro `La metáfora lúdica´ habla de que las palabras son acciones en movimiento. Ser palabra ternura cuando nos convoca la tarea conjunta de estar narrándonos en micro-políticas de las resistencias. Lo describe de manera precisa Fernando Ulloa:

“La ternura es lo antitético  de la crueldad. Se piensa que es un sentimiento medio blandengue, pero en un escenario cultural, la ternura es un formidable dispositivo donde se estructura la condición ética del sujeto. La ternura significa brevemente tres cosas: el abrigo frente a los rigores de la intemperie, el alimento frente a los rigores del hambre y el trato justo”.

A continuación, transcribiré mi última resonancia, anotación de mi cuaderno campo afectivo:

R. tiene 24 años, camina arrastrando uno de sus pies. Ojos oscuros y pestañas cortas. Mira fijo cuando te charla, observa con mucha concentración mi cara mientras hablo, mis gestos, muecas que hago con el rostro. Sonríe y mira para abajo como pensando…desde la reja habla casi sin pausa, aunque deletreando, escribiendo sus propias palabras en el aire espeso: “desde los 15 años que ando por institutos,

Castillito, Almafuerte…bah…Azul, acá. A mí me quedan dos años, ponele, no extraño a nadie, quiero salir y tomarme el palo viste!? Corte que nadie sufra por mí. Yo era N.N, recién estando en cana en Azul me hicieron el documento. ¿Qué loco no? No le doy cabida a nadie, ni al dolor. Ni nada. Sos fuerte o sos fuerte, soy tranquilo, no me mando ninguna, estoy re acostumbrado a estar encerrado, tantos años ya. Una vez que salí a la calle estuve nueve meses no más en libertad, caí de nuevo, pero ya era mayor…y bue… ahora acá.

  • ¿Vos tenés libros China?
  • Si, algunos…
  • ¿En dónde? ¿en tu casa?
  • En una bibliotequita de pino que pinté yo, sí, en mi
  • ¿Y qué leés?
  • Ahora estoy leyendo uno de poesía, de Roberto Juarroz, descubrí que cada vez más me está gustando la poesía. ¿A vos que te gusta leer?
  • Una vez me regalaron un Ahh…es que hay que buscar cosas para pensar en otro lado ¿no?
  • ¿Cuál fue el taller que más te gustó, que hiciste, participaste? ¿Te acordás?
  • En una taller de fisiología…nono…de filo, de filosofía (risas)
  • ¡Qué bueno!
  • Si, en el Almafuerte Unos pibes que venían y hablábamos, y hablábamos. Corte, vos te llamas Vanesa pero te dicen China. Entonces si te llamas Vanesa,¿por que te dicen China? Y así. Pensabas cosas re locas, como preguntas que no hacías antes…si querés, me gustaría que el último día que vengan al taller me regalen  un libro. ¡Uno que creas que me puede gustar a mí! Y de paso, lo guardo de regalo, digo de recuerdo!?(Risas).”

Y nos contó que es un genio en matemáticas, que aprendió a cocinar estando detenido. Que hoy hace calor, que la cárcel es fea pero que a veces, tiene cosas lindas como esto de conocernos. R. espera la nota del profe que está en el aula, el borde- pasillo nos hace el aguante, mientras él apoya sus brazos, su cara y sus sueños en la reja. Y acá, estoy yo en casa, mirando la bibliotequita de pino entre pedazos de historias que siempre son compartidas al ser escuchadas. Buscando poesía que alivie. Esa que germina. Que anida. Poesía urgente para acariciar dolores ajenos, tristezas propias, silencios colectivos. Poesía que insiste.

Insiste en crear acontecimientos de ternura en márgenes de miradas donde la despedida, me con.mueve.

[Dibujaba ventanas en todas partes.

En los muros demasiado altos, en los muros demasiado bajos,

en las paredes obtusas, en los rincones, en el aire y hasta en los techos.

Dibujaba ventanas como si dibujara pájaros.

 

En el piso, en las noches,

 

en las miradas palpablemente sordas, en los alrededores de la muerte,

en las tumbas, los árboles.

 

Dibujaba ventanas hasta en las puertas.

 

Pero nunca dibujó una puerta.

 

No quería entrar ni salir. Sabía que no se puede. Solamente quería ver: ver.

Dibujaba ventanas. En todas partes. Roberto Juarroz]

 

En síntesis, quisiera tomar un fragmento del texto `Los asedios de la imaginación´ escrito por Ana María Fernández para seguir sembrando aquella pregunta irreverente, cuestionadora, que nos proponga inventar nuevas respuestas ventanas a todes quienes nos posicionamos y ejercemos disciplinas en el campo de la salud mental: ¿a qué vamos  a las instituciones?

Pichón, más que el inventor de los grupos operativos, fue – al decir de Juan Carlos De Brassi – un desviante institucional. ¿A qué vamos a las instituciones? Pichón decía: `A armar quilombo´. Es decir, a crear condiciones de posibilidad para que lo silenciado tenga palabra. Pero sólo eso; crear condiciones y no poner nuestra palabra.

Sólo así los grupos, las instituciones, los colectivos escribirán sus propias historias.

No vamos a las instituciones a llevar verdades que sus actores no han descubierto, sino a crear condiciones para que los colectivos encuentren sus deseos de transformación; algunos no los encontrarán. Otros no los querrán.

Ser `agente de cambio´, como decía Pichón, no es instituirse en vanguardia; es tener la certidumbre de que, a veces, un dispositivo de escucha puede hacer posible que ese colectivo reformule sus agenciamientos de deseo y – de lo siniestro a lo maravilloso – encuentre nuevos modos de articular sus deseos y sus historias, es decir invente sus políticas.

 

Bibliografía:

  • Arens, Traidoras.Ediciones La Caracola.
  • Brichetto,Oscar. La acción en la práctica psico Ediciones Corregidor.
  • Brichetto,Oscar. La metáfora lúdica.Ediciones
  • Colanzi, El sol detrás de esta oscuridad.Narrativas de mujeres privadas de su libertad.Ediciones Malisia.
  • Del Cueto, Ana María y Fernandez, Ana María.El dispositivo grupal.Ediciones Búsqueda.
  • Fernández, Ana María.El campo Notas para una genealogía. Ediciones Nueva Visión.
  • Foucault, Vigilar y castigar.Ediciones Cúspide.
  • Goffman,Erving.Ensayos sobre la situacion social de los enfermosEdiciones Paidós.
  • González,César. La venganza del cordero Ediciones Continente.
  • Juarroz, Poesía vertical.Ediciones Cátedra.
  • Kazi, Hacia una psicología social histórica (cartografías críticas).Ediciones Madres de Plaza de Mayo.
  • Kesselman, Hernán.Corpodrama.Ediciones
  • Magifesta, El trazo incesante.Psicoanalis y creación.Ediciones Letra Viva.
  • Pavlovsky, Eduardo y Kesselman, Hernán.La multiplicación dramática.Ediciones
  • Pizarnik,Alejandra.Poesía Ediciones Lumen.
  • Quiroga, Enfoques y perspectivas en psicología social.Ediciones Cinco.
  • Quiroga, Matrices de aprendizajes.Ediciones Cinco.
  • Rivière, Pichón.El proceso Ediciones Nueva Visión.
  • Segato, Contra-pedagogías de la crueldad.Ediciones Prometeo.
  • Ulloa,Fernando. Salud ele-mental.Ediciones El
  • Ley Nacional de Salud Mental n° 26.657