Pañuelos de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo
PH Sebastián Miquel
Cuando reflexionamos sobre nuestro pasado reciente, y el lugar que ocuparon los colectivos femeninos en las movilizaciones que tuvieron lugar en plena dictadura cívico militar, tendientes al esclarecimiento del destino de sus hijos, luego definidos como desaparecidos, es necesario destacar la importancia de los Pañuelos Blancos que instituyeron las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, como símbolo y materialización de la Memoria colectiva generizada de la historia reciente Argentina, su potencial performativo de gestión y resistencia y sus efectos en las subjetividades.
En este marco se inauguran interrogantes que permiten articular género, memoria, resistencias y la producción de nuevas subjetividades en los procesos de transición a las políticas de Verdad, Memoria y Justicia en contextos de democracia y bajo el paradigma de los DDHH.
Entendiendo la Memoria como una construcción colectiva y cultural que tiene efectos psicosociales concretos y simbólicos en la constitución de sujetos e imaginarios sociales, el símbolo que introducen los Pañuelos no puede pensarse por fuera de las luchas de resistencia que encarnaron principalmente las Madres y luego Abuelas de desaparecidos en plena Dictadura militar, para reclamar por la vida y destino de sus hijos, nietos y familiares. Este movimiento liderado por mujeres, encabezó y vertebró una de las organizaciones centrales que enfrentó a las Fuerzas Armadas (FFAA) alcanzando una importancia decisiva en el retorno a la democracia y en la formación de organismos de Derechos Humanos (DDHH) que hasta la actualidad, reivindicaron sus objetivos y enarbolaron sus banderas en las luchas por Memoria, Verdad y Justicia bajo la consigna de “Ni olvido ni perdón”.
De estos tránsitos y recorridos da cuenta el símbolo de los Pañuelos que identifican a Madres y Abuelas consistiendo como productos sociales, situados en un tiempo político y cultural particular, en los que se materializa la Memoria, dando especificidad al ícono y permitiendo que se instalen condiciones de posibilidad para modificar subjetividades con efectos transgeneracionales y nutran con su legado de agencia y resistencia otros movimientos nacionales e internacionales de activismo femenino en la defensa y acceso a derechos.
Al tomar como rehenes a los hombres, el sistema represivo afectó a las mujeres en su rol familiar y de parentesco, es decir, en el núcleo de sus identidades tradicionales de mujeres, esposas y madres, las organizaciones de DDHH de Madres y Abuelas conservan esa identificación familística y su carácter de género se manifiesta en alguno de los íconos de esas organizaciones: pañales y pañuelos.
Es así que, las amas de casa que nunca habían participado en política, irrumpieron en el escenario de lo político como ejemplos de interseccionalidad muchas de ellas, llevando adelante una protesta que le dio continuidad a sus papeles familiares tradicionales pero, esta vez, encarnando una repolitización y socialización de la maternidad. En el desarrollo de sus estrategias de lucha produjeron un agenciamiento de su conflicto que, de víctimas dolientes y pasivas, rol que se reservó frecuentemente para leer a la mujer como víctima de las dictaduras, conflictos armados, etc., su activismo las posicionó en un lugar, otro, esos esfuerzos fueron centrales para conseguir, junto a otros actores políticos, el retroceso y la expulsión de los militares y, poco después la puesta en marcha de procesos de justicia transicional en contextos democráticos .
El símbolo que instalan los Pañuelos, como objetos de Memoria, refuerza el sentido de la construcción de una Memoria colectiva en la que las luchas de resistencia encarnadas por colectivos femeninos cobra una nueva dimensión a partir de interrumpir los mandatos sexogenéricos hegemónicos de los militares de las FFAA que operaban imponiendo el retorno de un orden social heteropatriarcal, donde el lugar destinado a las mujeres fuera clausurado, cerrado e invisibilizado, mantenido en la esfera de lo familiar y privado, ellas consiguieron desestabilizar esas demandas al hacer público el lazo familiar, visibilizando sus reclamos y sus denuncias de los crímenes de la dictadura.
El símbolo de los Pañuelos permite que se establezcan nuevos vínculos entre lo que eran pañales, pañuelos y en esa resignificación, se habilitan procesos de subjetivación en el marco de construcción de Memorias colectivas generizadas, y se les puede asignar otros sentidos, con potencial performativo, no estáticos y transgeneracionales, prueba de ello es que han sido tomados como íconos y representaciones de luchas encarnadas por colectivos de mujeres en la conquista de nuevos derechos como la ley de interrupción voluntaria del embarazo, sancionada recientemente por el Congreso nacional argentino , sus activistas tomaron para sus reclamos el símbolo de los Pañuelos verdes como identificador. Se abre así a la comunidad como objeto de Memoria que incluye el pasado en un presente histórico que ya no es cronológico. Los Pañuelos funcionan como historia viva, con carácter dinámico, transgeneracional, evocando la potencialidad del género subalternizado que han encarnado las mujeres históricamente, poniendo en tensión la economía de poder entre los géneros y rompiendo estereotipos sexogenerizados.