La temática de este trabajo resulta de interés, no sólo con el objetivo de visibilizar las experiencias disidentes, sino también debido a la notoria falta de desarrollos teóricos e investigaciones, especialmente del marco psicoanalítico. Marcamos la necesidad de interrogar continuamente desde una perspectiva que contemple la diversidad y el género, tanto las teorías pasadas como los aportes actuales con el fin de formar un fundamento con posicionamiento crítico para los aportes futuros. En una sociedad donde continúan existiendo dispositivos que perpetúan la censura y patologización de las disidencias, consideramos de vital importancia la visibilización de la temática a través de desarrollos teóricos con el fin de ofrecer información y representación de las disidencias que no repliquen el modelo cis-heteropatriarcal que las segrega y oprime.
Destacamos la intersección entre la adolescencia y lo disidente, al ser la adolescencia un período traumático y crucial de cada sujeto. Es un período de resignificación, cambios, recomposición de sus identificaciones, cuestionamientos y exploraciones. Resulta menester indagar la forma en la que la construcción de subjetividad puede verse obstaculizada por el hecho de pertenecer al colectivo de la diversidad sexo-genérica. Por otra parte, nos enfocamos especialmente en los vínculos significativos (Berenstein, 2000) entre pares, ya que, como establece Miranda (2021) retomando a Freud (1905), son fundamentales al rechazar los vínculos edípicos causando un camino hacia un mundo exogámico. El desarrollo de los vínculos significativos con pares en esta etapa de la vida del sujeto contribuye a proveer modelos identificatorios y procesos sublimatorios, además de brindar un espejo exogámico que “motoriza la autonomía y la construcción de proyectos adolescentes compartidos en torno al futuro” (Miranda, 2021, pág. 544). Asimismo, este tipo de vínculos generan la construcción de confianza e intimidad por fuera del ámbito familiar y ayudan a tramitar aquello traumático propio de la adolescencia.
Consideramos que los productos artísticos como por ejemplo las series televisivas, reflejan los ideales, los movimientos culturales, los cambios de cada época y transmiten además avances ya producidos en la sociedad y los modelos a seguir. Al tener en cuenta que estas producciones son las encargadas, a través de la iteración, de sostener imaginarios al respecto de los vínculos cis-heteronormados por ejemplo, creemos interesante explorar la temática elegida a través de una de estas producciones. Tomamos en este trabajo un material audiovisual ficticio llamado “Skam”, la versión francesa, específicamente, la tercera temporada que tiene como personaje principal a Lucas, un adolescente que se encuentra en un proceso de exploración de su sexualidad. Cabe destacar la importancia de recordar que al ser una producción situada en otro contexto que no es América Latina o Argentina, podría haber diferencias en relación con esto, pero creemos que igualmente muchas disidencias pueden sentirse representadas en las vivencias de Lucas. A su vez, consideramos que, a pesar de los profundos cambios culturales existentes, sigue habiendo ocasiones en las que la cisheteronorma rige incluso en personas disidentes incitándolas a ocultar sus identidades como algo tabú.
Se analizaron los diversos vínculos significativos de Lucas y se indagó acerca de la posible afectación de éstos como consecuencia del proceso de exploración mencionado. En este artículo, se expondrán algunos de los puntos cruciales del análisis.
Un personaje heterosexual
Cuando Lucas comienza a cuestionarse profundamente su sexualidad, recurre al internet con el objetivo de encontrar consejos para que nadie se dé cuenta que es gay[1]. Con esta búsqueda, Lucas encuentra consejos tales como realizar comentarios hipersexualizantes sobre mujeres; salir con ellas para luego dejarlas si quieren tener relaciones y comenzar a salir con otra, de esta forma creerán que es heterosexual y mujeriego; e insultar a personas utilizando palabras peyorativas para nombrar a un hombre gay mientras demuestra asco. Es interesante destacar la presencia de una diferencia desigualada (Fernández, 2009) en tanto se establece una dicotomía entre el par varón/mujer, por sobre el cual todo lo que se localiza del lado mujer toma las características de lo femenino, concebido como una diferencia que se desiguala. Se establece una jerarquización, que marca lo masculino-varón como preponderante y mejor y lo femenino-mujer, pero también las disidencias, como inferior e indeseable. En esta línea es posible ver cómo eso organiza imaginarios al respecto de lo que la masculinidad hegemónica debería ser.
Al elegir representar este personaje con características acordes a lo esperado por la sociedad para evitar enfrentarse a ésta y por temor a la reacción de une otre, Lucas comienza a tener conflictos con sus vínculos. Es un personaje que si bien en parte es aceptado por sus vínculos ya que mantiene una imagen viril que estaría a la altura de aquella que sus amigos le imponen, ser mujeriego y heterosexual, también genera contradicciones frente a una sociedad que comienza a intentar deconstruir estos imaginarios sociales arcaicos de las masculinidades.
Lucas es un claro ejemplo de la forma en que la matriz heterosexual[2] intenta encerrar y eliminar lo ajeno, eso que sale de la norma. Para aparentar estar dentro de la norma, él actúa el rol de un personaje socialmente aceptado, un personaje que concuerda con el marco preestablecido conservando la noción de heterosexualidad obligatoria y todos los estereotipos masculinos que la acompañan.
La influencia de la matriz heterosexual en el lenguaje
A lo largo de la serie observamos comentarios con tres modalidades diferentes de la influencia de la matriz heterosexual y la forma en que algunas se encuentran más naturalizadas en nuestra sociedad que otras: palabras peyorativas, bromas y comentarios generalizadores enunciados como “positivos”.
A raíz del papel heterosexual que adopta, Lucas utiliza frente a su grupo de amigos, una palabra peyorativa para nombrar a un hombre gay. Frente a este uso, sus amigos reaccionan de manera negativa e inmediata, ya que si bien es una palabra que hace años era usada de forma cotidiana, con los cambios culturales actuales se comenzó a considerar esa palabra como peyorativa y su uso como discriminatorio.
Por otra parte, podemos analizar las bromas y los comentarios generalizadores enunciados como “positivos”, como dos modalidades diferentes de la influencia de la matriz en nuestro vocabulario habitual pero que se encuentran más naturalizadas que los comentarios peyorativos. Nos referimos en este caso al tipo de broma “eso es de gay” que se escucha de manera frecuente en el día a día de nuestra sociedad. Con respecto a los comentarios generalizadores enunciados como “positivos”, los definimos como aquellos que esconden en su enunciación una serie de significaciones imaginarias sociales en relación con las personas gays, constituyendo de esta forma una serie de estereotipos que no necesariamente pueden aplicarse a todo el colectivo de la disidencia sexo-genérica. Podemos ejemplificar esto de forma clara con un comentario de un personaje que nombra a los gays como “graciosos” y “divertidos”. Otro momento para destacar, ocurre cuando una amiga de Lucas escucha los rumores acerca de su sexualidad, ella se alegra y luego procede a hacer un comentario basado en imaginarios sociales “lástima por nosotras, las mujeres, es un derroche que seas gay”.
Estas tres modalidades -si bien algunas están más naturalizadas que otras-, reproducen el mismo sistema de dominación cisheteropatriarcal sólo que en el caso de las bromas y los comentarios generalizadores, se da de forma oculta provocando una dificultad a la hora de pesquisar la problemática obstaculizando así la deconstrucción social. Todas estas modalidades tienen como base los mismos imaginarios sociales, son enunciados que reiteran y mantienen las diferentes posiciones de poder y que a su vez implican marcas en la producción de subjetividad.
Incertidumbre e intriga ante la intimidad de le otre
Se presenta la sexualidad disidente como un enigma a resolver, algo que genera intriga en las demás personas, pero también una incomodidad ante la indefinición. Aquello que no puede ser encasillado, incomoda; no solamente debido a la diferencia en tanto lo normativo, la cisheterosexualidad, sino también por la incertidumbre de comprensión ante identidades que salen del sistema binario, incluso dentro del propio colectivo de la disidencia sexo-genérica. El término cishomonormatividad marca una jerarquía de poder entre el mismo colectivo, imponiendo la cishomosexualidad como lo normativo dejando por debajo una multiplicidad de orientaciones sexuales y géneros. La incertidumbre ante lo ajeno de une otre, ya sea dentro del mismo colectivo o personas que no lo integran, provoca una salida del placard necesaria y forzada, recalcando que, a su vez, esta salida trae consigo un sentimiento de temor ante un posible rechazo. La diferencia y la falta de etiquetas incomoda constantemente a una sociedad que se empeña por encasillar y separar aquello normativo de lo que queda por fuera, generando malestar psíquico a quienes intenten cuestionar este sistema.
La persona disidente es puesta en una posición que requiere de un esfuerzo psíquico[3] distinto al estar pendiente constantemente de la posible reacción de la otra persona al dar a conocer su propia sexualidad. Si además pensamos que esta persona se encuentra atravesando la adolescencia, como es el caso de Lucas, debemos tener en cuenta lo que implica esta etapa en tanto exploración, historización y construcción de la identidad. ¿Cuál es la razón por la cual se espera una definición certera y definitiva de la sexualidad en un momento de extrema conmoción subjetiva? ¿Por qué se insiste en clasificar a una persona que tal vez no quiere o no puede clasificarse en ese momento?
La vergüenza y el secretismo que atraviesa las adolescencias y lo disidente
Miranda (2021) considera que los vínculos significativos formados por fuera del ámbito familiar generan una construcción de confianza e intimidad y ayudan al sujeto a transitar la dimensión traumática propia de la adolescencia. Por otra parte, se resaltan la honestidad y la comprensión empática como pilares fundamentales que marcan la calidad de un vínculo (Allaria, 2014). Si estos aspectos se ven comprometidos debido a la censura y el secretismo[4] que usualmente implican la exploración de la sexualidad, la presión social y el temor por salir del placard, podríamos cuestionar qué tipo de vínculo se construye bajo este contexto y de qué forma afecta al sujeto transitar su propia adolescencia cuando sus vínculos significativos pueden verse afectados.
En las propias vivencias de Lucas, podemos observar que el secretismo y la deshonestidad comienzan a abundar en su vida debido a la exploración de la sexualidad y la concomitante construcción de la identidad, provocando un clima de conflictos con sus vínculos más cercanos. La forma en que Lucas transita conflictos sin sentir una contención, sin apoyarse en ningún vínculo, por temor a ser rechazado, causa que se profundice su sentimiento de soledad y sus problemáticas vinculares.
Lucas le cuenta acerca del chico a su mejor amigo, Yann, si bien éste comienza a reaccionar de manera positiva, en cierto momento se levanta y le dice a Lucas que necesitaba un tiempo. Lucas se angustia ante esta reacción ya que la interpreta como un rechazo, cree que Yann se siente avergonzado o repugnado por él. ¿Qué hace que los pensamientos de Lucas con respecto a esta escena se dirijan al asco y la vergüenza como posibles respuestas?
Yann luego explica que su inquietud no fue la sexualidad, sino la deshonestidad de éste para con él, ya que Lucas admitió que otres amigues ya sabían del tema antes de revelarse a Yann. La honestidad, propicia las circunstancias necesarias para generar un espacio de confianza donde se pueda debatir cualquier problemática que el sujeto esté atravesando. En este caso, este espacio de confianza se generó en otros vínculos de menor calidad para Lucas en comparación al que tiene con Yann. ¿Por qué Lucas se siente más cómodo contándoselo a vínculos que si bien son significativos no tienen el mismo peso que tiene su vínculo con Yann? ¿Resulta más dificultoso contárselo a una persona muy cercana? ¿O se dificulta por el hecho de que Yann es un hombre cisheterosexual que formaba parte del grupo que de cierta forma lo incitaban a la heterosexualidad?
Por otra parte, si bien uno de los vínculos significativos de Lucas pertenece al colectivo de la diversidad sexo genérica, observamos que, en un comienzo, él no se siente cómodo para discutir su sexualidad incluso en un espacio donde podría sentirse seguro y comprendido. Lucas está atravesando un momento de construcción de identidad que le impide confiar en une otre para hablar de sus sentimientos, incluso aunque este sea una disidencia. A su vez, marcamos una inicial negación y rechazo hacia el colectivo disidente. Al analizar esta reacción, consideramos la importancia de las identificaciones personales, especialmente en la adolescencia, ya que determinarán el grupo de pertenencia del sujeto y será tratado en función a este. Existe una necesidad de buscar un grupo de pertenencia, pero en el caso de Lucas vemos que teme perder su grupo de vínculos más significativos y a su vez se niega a identificarse con el colectivo disidente. Evita buscar un grupo de pertenencia en el que una de sus características fundamentales sea ser disidente, ya que se ve atrapado en el discurso y los imaginarios sociales en relación con este colectivo. Lucas entiende que sería tratado a nivel social en función a sus respectivos imaginarios.
Podemos articular lo planteado por Freud en el Manuscrito K (1896), donde establece el sentimiento de vergüenza como uno de los tres diques anímicos junto al asco y la moral que actúan como fuerzas represoras primarias. Debido a su origen e importancia funcional, los diques están íntimamente ligados a las vivencias sexuales de cada sujeto, que a su vez repercuten en la producción de subjetividad y, en el caso de las disidencias, en sus vínculos significativos con pares. El asco es la reacción defensiva que indica la presencia de un “supuesto goce en el Otro”, un modo de satisfacción que no se reconoce como propio (Braunstein, 2006, pág.27).
Por su parte, Libson (2009) remarca la dimensión necesariamente social que tiene la vergüenza, se da frente a une otre en respuesta a determinados códigos sociales y culturales. Esta sensación produce, en muchas situaciones, temor ante el rechazo, pero también a que sea le otre quien sienta vergüenza frente a lo revelado. Es por esto, que la vergüenza ante la revelación súbita de su intimidad es un sentimiento lamentablemente habitual en los colectivos de la disidencia sexo genérica a la hora de salir del placard. El momento de salir impone una presión en las disidencias ya que, al pertenecer a una minoría, recae en elles la necesidad de “salir”, de revelar una parte de su intimidad a la sociedad que, paralelamente intenta eliminar la diferencia. Son los mandatos culturales aquellos que impiden o dificultan esa asunción ante uno mismo por vergüenza o miedo al rechazo externo. En una etapa crucial en la vida de cada sujeto como lo es la adolescencia, ¿de qué forma repercute este sentimiento de vergüenza en el proceso? Destacamos la existencia de una obligatoriedad de salir del placard que ubica al sujeto en una posición de vulnerabilidad e incertidumbre ante la reacción de une otre que se reitera en cada espacio que habite una disidencia. Pensamos la tensión existente en la figura del “placard”, ya que estar afuera del mismo implica un adentro, y, por ende, para mantenerse afuera se necesita mantener la salida, otro obstáculo que deben sobrellevar las disidencias en su vida cotidiana (Libson, 2009) que implica un desgaste psíquico particular.
Conclusiones
Resulta interesante retomar el título del material elegido, SKAM, que se traduce del noruego (idioma de la versión original) al español como “vergüenza”. Consideramos que este significante atraviesa de forma transversal y caracteriza este trabajo, el proyecto identificatorio y las vivencias de muchas disidencias. La vergüenza de Lucas ante sus propios sentires y el miedo ante la vergüenza de une otre frente a la realidad de su orientación sexual, modifica y afecta de forma negativa sus modos de vincularse. Es un sentir en respuesta a la posible reacción de la realidad normativa frente a una diferente, que rompe con los mandatos sociales impuestos pero que es vista como ajena y con incertidumbre. Es un sentir que implica la mirada y cuestionamiento de une otre y el temor a la reacción de este, al juicio social, y que a su vez implica un lugar de salida forzosa del placard.
Las adolescencias atraviesan tiempos de cambios psíquicos y corporales que implican un proceso traumático de elaboración e historización, constituido necesariamente bajo la mirada de le otre, haciendo la aparición de la vergüenza una reacción esperable. A este proceso dificultoso se suma, además, el desgaste psíquico en las disidencias que proviene de la segregación de éstas por parte del sistema cisheteronormativo. Éste, produce subjetividades específicas que se manifiestan en diferencias desigualadas y en el malestar que éstas acarrean. La sociedad obliga a una persona que se encuentra por fuera del sistema cisheteronormativo, a pasar, necesariamente y de forma constante, por una develación de su intimidad.
Con la visibilización de las disidencias y la promoción de derechos humanos se generaron marcas positivas en la sociedad actual, se produjeron cambios sociales y transformaciones en los modos de relación de los vínculos de pares, pero ¿llegaremos al día en que ser disidente no implique una “salida” permanentemente llena de vergüenza y miedo? Debemos seguir avanzado, investigando la temática para analizar la especificidad de ésta, para seguir visibilizando y para dar a conocer las voces y vivencias disidentes que por mucho tiempo fueron desestimadas, sometidas y silenciadas.
Bibliografía
Allaria, J. (2014). Adolescencias desaparecidas. VI Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología XXI Jornadas de Investigación Décimo Encuentro de Investigadores en Psicología del MERCOSUR. Facultad de Psicología – Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.
Berenstein, I. (2000). El vínculo y el otro. Revista de Psicoanálisis. 57(34), pp. 677-688
Braunstein, N. (2006) El goce: Un concepto lacaniano – 2a ed. – Buenos Aires: Siglo XXI.
Fernández, A. M. (2009) Las diferencias desigualadas: multiplicidades, invenciones políticas y transdisciplina. Nómadas no.30 Bogotá
Freud, S. (1905/1992). Tres ensayos de teoría sexual. En Obras completas. Tomo VII, Buenos aires: Amorrortu.
Freud, S. (1896), AE, I, 260-3
Freud, S (1915) Pulsiones y destinos de pulsión. En Obras Completas. A.E. XIV. Ed. Amorrortu, Bs As, 1996.
Libson, M. C. (2009) La diversidad en las familias: un estudio social sobre la parentalidad gay y lesbiana. Buenos Aires.
Mattio, E. (2012) “¿De qué hablamos cuando hablamos de género? Una introducción conceptual”. En: Morán Faúndes, J. M; Sgró Ruata, M. C. y Vaggiones J. M. (edits.) Sexualidades, desigualdades y derechos. Ciencia Derecho y Sociedad. UNC.
Miranda, F. (2021). Consideraciones sobre la amistad en la constitución psíquica adolescente. XIII Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología. XXVIII Jornadas de Investigación. XVII Encuentro de Investigadores en Psicología del MERCOSUR. III Encuentro de Investigación de Terapia Ocupacional. III Encuentro de Musicoterapia. Facultad de Psicología – Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.
[1] Hombre homosexual. También se utiliza de manera coloquial como un término paraguas que abarca más identidades del colectivo de la diversidad sexo-genérica.
[2] Mattio (2012) explica la manera en que esta matriz funciona como marco desde el cual los cuerpos son leídos y significados, estipulando las posibles formas de vivir y de actuar de acuerdo con el sexo biológico, sancionando socialmente a todo cuerpo, género o deseo que no concuerde con lo establecido en esta matriz. Esta matriz asume la cisheteronormatividad en la sociedad que marca como único modelo válido de un vínculo sexoafectivo, la cisheterosexualidad.
[3] Esfuerzo (o empuje, drang) de la pulsión. Refiere a la cantidad de exigencia de trabajo que una sobreinvestidura representa al aparato psíquico para poder elaborarla. (Freud, 1915)
[4] Teniendo en cuenta la situación compleja que históricamente sufren las disidencias debido a la discriminación y segregación por parte de la sociedad, las personas que se encuentran por fuera de la cisheteronorma pueden intentar mantener en secreto su identidad. Por esto, analizamos y resaltamos el contexto de secretismo que puede ir de la mano de la exploración de la sexualidad de un sujeto. Por otra parte, este secretismo también puede implicar que la persona disidente no sea honesta con su entorno cercano. Debido a esto, planteamos la posibilidad de que los vínculos se vean afectados negativamente en este contexto.