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Transitar la incomodidad (de ejercer una psicología con perspectiva de géneros)

  • Artículo de opinión
  • géneros y disidencias
  • N° 2
PH Carla Marelli

Lic. Ana Clara D’Ovidio

Transitar la incomodidad (de ejercer una psicología con perspectiva de géneros) 

Lic. Ana Clara D’Ovidio

El proceso de transformación de imaginarios sociales, prácticas, discursos, subjetivaciones respecto a la sexualidad y mandatos de género excluyentes nos convoca a deconstruir y cuestionarnos nuestras propias prácticas y discursos. Sin duda, estas transformaciones han ido más rápido que nuestras conceptualizaciones, y aún hoy muchxs profesionales continúan conceptualizado ciertxs existenciarios como otredad, anomalía, peligrosidad, patología.

Podemos preguntarnos ¿cuánto de lo que ha sido pensado como universal, a-histórico y a-temporal refleja un modo histórico-social de subjetivación binario-hetero-cis-patriarcal que nos atraviesa?

Transitar la incomodidad de encontrarnos con los límites de lo no-sabido puede constituirse en una apertura al avance de un campo conceptual, si tomamos el desafío de producir nuevos conocimientos y, con ello, nuevas prácticas. Pensar muchas veces incómodo, pero necesario para evitar que lo no-pensado se cristalice.

Quebrar el hábito de asumir las categorías conceptuales como universales y a-históricas puede ser una vía para encontrar nuevos modos de pensar las narrativas teóricas y los dispositivos de poder y disciplinamiento que estas sostienen, incorporando en el campo de la escucha la opresión de género y los padecimientos que conlleva.

La producción de subjetividad en nuestra sociedad actual, al estar atravesada por imaginarios sociales patriarcales, conlleva una exigencia de cumplimiento de mandatos, roles y deseos según cánones estereotipados, fijos, heteronormativos que muchas veces se reflejan en efectos intra e inter subjetivos y malestares que en ocasiones no son escuchados.

Modos de subjetivación atravesados por mandatos patriarcales en torno a “lo femenino” y “lo masculino” -como únicas opciones posibles-, generan padecimientos, malestares y sufrimiento psíquico. Como trabajadorxs de la salud mental -y desde un posicionamiento ético y político-, no podemos desconocer estos atravesamientos.

Es un gran desafío pensar una formación y un ejercicio profesional que contemple la diferencia como posibilidad de enriquecimiento y no de aniquilación, que se sostenga en el respeto por los Derechos Humanos, abogando por la diversidad y no por la uniformidad. Como profesionales de la salud mental, incorporar una perspectiva de géneros transversal permitiría llevar a cabo una práctica comprometida que garantice la no discriminación/revictimización/culpabilización/patologización del/de la otrx.

Sabemos que como psicólogxs, la escucha es una herramienta fundamental. Pero sólo garantizando una escucha y una práctica que habilite espacios de salud mental respetuosos y seguros, a partir de un abordaje integral de las subjetividades, podremos tener como horizonte la erradicación de los padecimientos asociados al hetero-cis-patriarcado que, también sabemos, se va a caer.