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La paternidad como acto político

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  • N° 2

Lic. Joana Soliño (Graduada de la Facultad de Psicología UNLP - IG/psi.diversa)

En estas fechas, la gente suele celebrar el famoso día del padre. Sería ideal que lejos de ser un festejo empiece a convertirse en un día o momento de reflexión. Porque en su mayoría, la paternidad irresponsable no sólo se practica, si no se acepta y celebra.

Propongo que pensemos juntes algunas de las concepciones patriarcales (y violentas) que se desarrollaron en torno a este vínculo.

 

¿Cuántxs de ustedes llaman padre a su progenitor? Es fundamental sembrar esta pregunta para empezar a diferenciar. Ser padre y progenitor no es lo mismo, aunque socialmente se haya ubicado en la misma persona. Esto tiene que ver más con concepciones biologicistas y estereotipadas que con la misma experiencia. Leerlo desde ese lugar sin cuestionarlo, no hace más que reproducir padecimientos y malestares en los vínculos, muchas veces forzados.

Si pensamos, son muchos los padres no progenitores, y la verdad, es que ser padre no es ser progenitor, ni ser progenitor te convierte en padre. A las cosas por su nombre.

La paternidad es un acto político, y como tal, involucra mucho más que la cuota alimentaria. “Pasar plata” porque una medida judicial te obliga a hacerlo, dista mucho de ser padre. Por el contrario, se trata de asumir responsabilidades en la crianza, vínculos presentes y constantes (no intermitentes), sostén afectivo y una equitativa distribución de las tareas de cuidado. Cuestiones que no son compensadas con un apellido y recursos materiales.

Tiremos al tacho las concepciones que definen a las paternidades como desafectivizadas y distantes. Les hijes necesitan padres afectuosos, que se alejen de las masculinidades hegemónicas para no reproducir estereotipos que violenten y (les) lastimen.

 

Dejemos de lado las ideas rancias que sostienen que se les debe algo a los progenitores aun cuando no fueron buenas personas con unx o el resto de la familia. Esto es parte de una deconstrucción muchas veces dolorosa, pero fundamental para el desarrollo de una vida saludable.

Y si además de hijx, sos progenitor, reflexioná sobre cómo ejercés ese rol y lo que te enseñaron sobre la paternidad, quizás construido desde la violencia y la desigualdad. Es decir, una cagada.

Por eso es urgente repensar las paternidades estructurales. Si bien es cierto que las nuevas generaciones demuestran (algunas veces) paternidades más presentes, con otro tipo de ideas que se corren de las generaciones anteriores; lamentablemente no llegan siquiera a formar parte del común de las mismas.

Interpelar esta estructura, habilita nuevos mundos que están naciendo, está en nosotres aprender a parirlo.