De la Institución
Cuando nos convocaron a escribir nos interrogamos sobre qué y cómo dar cuenta del trabajo que realizamos con les compañeres en Casa Pueblo, siendo que las tareas son múltiples, diversas y las intervenciones de variada índole.
Casa Pueblo Chivilcoy surge de la organización política y social “Movimiento Evita”, es una organización comunitaria de acompañamiento y atención que aborda las problemáticas de consumo y las violencias de género producto de las desigualdades históricas que acarrean los roles y estereotipos en nuestra cultura. Trabaja de manera articulada con DTC SEDRONAR Chivilcoy (Dispositivo Territorial Comunitario) con el objetivo de profundizar la estrategia local en el abordaje integral y comunitario de los consumos problemáticos.
Tiene una mirada integral, comunitaria y territorial, esto implica un abordaje de tratamiento con las personas como un todo y a sus problemáticas desde sus múltiples dimensiones, donde las estrategias deben ser pensadas interdisciplinaria y multisectorialmente, ya que se supone una salida al encuentro con una realidad compleja donde confluyen diferentes ámbitos: laboral, social, psicológico, cultural, económico, etc. Comunitaria, porque construimos colectivamente nuestras redes de apoyo, acompañamiento y respuestas frente a las problemáticas sociales, priorizando la reconstrucción del lazo social. Somos parte de la identidad, historia, vínculos y realidad de los barrios en donde se trabaja, se busca en conjunto la construcción de caminos.
Contamos con dispositivo de atención individual, espacios grupales, como talleres y espacios de reflexión que abordan las diferentes temáticas -género y consumo problemático-.
El equipo está conformado por trabajadores sociales, enfermeres, médiques y psicólogues, con la participación de les usuaries en su propio tratamiento.
Desde este espacio pensamos a la salud mental en constante proceso y de modo integral, la escucha es desde una mirada socio-bio-psicológica, esto implica que las intervenciones posibles deben pensarse considerando los múltiples factores que intervinieron y pueden aun intervenir en el devenir de la subjetividad. Trabajamos con población en estado de vulnerabilidad psicosocial, esto es la fragilidad psíquica que una persona tiene como consecuencia de no haber recibido la atención de las necesidades psico-sociales básicas más fundamentales, por no haber accedido al efectivo cumplimiento de los Derechos Humanos fundamentales, incidiendo esto indefectiblemente en su problemática singular.
Por esta razón la escucha no es punitiva, ni estigmatizante, ni está centrada en el consumo de determinada sustancia. Entendemos el consumo como problemática compleja que no es sin el contexto en que la persona vive, circula, se desarrolla. La prioridad está en la localización de la función que cumple para cada usuarie el consumo y si lo hay, trabajar con el conflicto que ello le produce en vías de una reconstrucción posible del lazo social.
Con los casos de violencia de género, nuestra escucha es activa, respetuosa, sorora y empática, teniendo el registro de que una persona en situación de violencia es quien llega en estado de vulnerabilidad y fragilidad emocional, donde es probable que sus redes de contención, si existen, estén desintegradas o deterioradas por el impacto que produce en la subjetividad la violencia. Por esto es que la primera escucha interdisciplinaria intenta alojar y pesquisar el estado de situación en que se encuentra la persona y con qué recursos cuenta, para luego construir con el equipo la estrategia de acompañamiento y atención en los casos que lo requieran.
De los espacios individuales…
Nuestra escucha se presta para hacer existir en el relato la singularidad de le usuarie, esto es, que se ubica en un espacio que intenta que surja lo más propio, tal es así que en los casos de consumo problemático, prestamos especial interés a qué función y lugar tiene en la vida de la persona ese consumo, con intervenciones que intentan correr la mirada estigmatizante y patologizante del consumo que circula en la sociedad y que le propie usuarie tiene por ser parte de la misma, a los fines de poder construir el entramado y las condiciones para que esa subjetividad se presente de este modo: ¿de qué padece? Si es problemático el consumo, ¿cuáles son esos problemas?, ¿en qué área afecta? o si afecta a todas las áreas, si ese consumo compensa clínicamente o es una respuesta subjetiva frente a otras posibles, quizá menos nocivas.
En los casos de violencia, intentamos situar junto con le usuarie de qué violencia se trata, dado que nominar otorga un registro necesario para el tratamiento. Según el caso volcamos al equipo situaciones puntuales que impliquen la intervención de otros organismos dedicados a la temática. Para esto articulamos con la Dirección de Género de la Municipalidad, Servicio Local de Niñez si existe vulneración de derechos en niñes, juzgados, familiares/amigues/redes de la persona. Además, contamos con un espacio de mujeres que, de acuerdo a la situación particular de cada usuarie, se le invita a participar. El “espacio de mujeres”, está conformado por un equipo interdisciplinario que trabaja de forma conjunta, con el objetivo de alojar a estas mujeres. Allí se intenta problematizar, visibilizar y reflexionar acerca del rol de la mujer en los distintos ámbitos de la sociedad, abordando desde el respeto y la confidencialidad las problemáticas que surgen de cada une de les usuaries.
Es importante señalar que en la escucha se registra con particular importancia si la persona está siendo víctima en ese momento y requiere intervenciones inmediatas, o si el hecho violento ocurrió en otro tiempo y está siendo resignificado, el recorrido y el plan de acción no es el mismo.
Palabras finales…
Desde nuestro rol en “Casa Pueblo”, como así también en la sociedad misma, apostamos al ejercicio de la profesión desde una perspectiva de género y Derechos Humanos, sin perder de vista nuestras bases: el psicoanálisis.
Consideramos que las problemáticas que se presentan día a día no podrían ser abordadas desde una sola dimensión, sino que resulta indispensable contar con un equipo interdisciplinario que, a partir de pensar al sujeto desde su totalidad, construya un dispositivo que tenga el objetivo de garantizar y restituir los derechos de la persona. Como también resulta importante contar con otras instituciones con quienes construir redes y pensar intervenciones que involucren la participación de más de une actor.